Diálogo con Lucera
Mi perrita Lucera tiene la facultad de hablar en un lenguaje que sólo yo entiendo y, de vez en cuando, tenemos unas conversaciones muy animadas porque ella aunque no lee los periódicos, ni ve la TV ni oye la radio (yo tampoco leo, veo ni oigo), ya que en nuestro hábitat bajo la higuera no queremos ningún tipo de contaminación ambiental, sea por desperdicios o por estridencias audiovisuales que pueda alterar la paz y la armonía de nuestro entorno y el de nuestros convecinos los conejos, los pájaros, las culebras, las moscas y los mosquitos, pues decía yo que aunque no lee ni ve ni oye a los medios, sí que escucha, aunque no lo parezca, lo que hablamos los animales llamados racionales no sé por qué pues los irracionales son más racionales que los irracionales, valga la larga redundancia, y está al día de los problemas que afectan a los urbanitas, e indirectamente a nosotros los ruralitas.
Ayer, sin ir más lejos, después de haber tenido una tranquila plática con Eulogio, el pastor que pasa con sus ovejas todos los días por cerca de nuestro hábitat, me dijo "¿Por qué discutías con el pastor si sus palabras justifican nuestro modo de vivir? ". "¿Tu estas de acuerdo con sus opiniones sobre las ovejas?, le pregunté". A lo que ella me contestó "Pues claro que, según él, son más listas de lo que parecen ya que, aunque están destinadas a morir sacrificadas antes de hacerse ancianas, y ellas por transmisión genética lo saben, prefieren disfrutar de la vida antes que revelarse violentamente contra su destino. Comen y cagan donde quieren, beben y mean lo mismo, pasean y descansan donde les place , duermen bajo techo, joden sin pudor y paren asistidas; no necesitan dinero ni tarjetas de crédito, ni coches ni lavadoras ni aire acondicionado, ni siquiera carreteras, barcos y aviones, ¿para qué se van a complicar la vida reclamando más trabajo, mejoras saláriales, reivindicaciones sindicales, justicia social y de la otra, más y mejores corrales, derecho a una muerte digna ..., en fin todas esas mejoras laborales, sociales y políticas que se reclaman desde que alguien descubrió lo fácil y descansado que era vivir de apacentar ovejas?. Lo dicho, comparto todos sus razonamientos y no comprendo por qué tu, que vives como una oveja solitaria sin más compañía que la mía, no la compartas también".
Me quedé como un mandril ante un espejo. "Pero Lucera, ¿cómo admites que las ovejas tienen la facultad de pensar y discernir entre lo bueno y lo malo y decidir lo que les conviene o no?", le dije yo. "Pues sí, lo admito, igual que admito que los animales racionales, aunque no lo parezcan a primera vista, son seres despreciables en su mayor mayoría, son crueles, son envidiosos, son rencorosos, son adoradores de un dios de oro al que le ofrecen sacrificios humanos; por hacerse con la propiedad ajena son capaces de matar a los suyos, luchan entre sí, se matan entre sí, y por si fuera poco todo esto, llaman progreso científico a perfeccionar los métodos para matar a más gente (violentamente con guerras o pacíficamente de hambre) con menos esfuerzo. Admito las dos exposiciones porque las dos tienen su verdad. Además, me quieres decir ¿por qué vives aquí y no quieres vivir entre los de tu especie?." "Pues sí Lucera, te lo diré , por lo que ha dicho Eulogio y por lo mismo que has dicho tu."
Etiquetas: Prosa
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