Pithecantropus erectus

¿Pero que demonios hacen ustedes ahí mirándome fijamente? ¿Es que tengo monos en la cara?. ¿Nunca han visto a un mono preguntándose: de donde vengo?, ¿qué hago aquí?, ¿a donde voy?. Si usaran la cabeza para algo mas que para ponerse una de esas
ridículas gorras con la visera hacia atrás, que maldita la gracia que tienen, recordarían, si es que se lo enseñaron en el colegio, ¿o tal vez les enseñaron que los monos están en los zoológicos para que la gente se divierta viéndoles hacer monadas y echarles cacahuetes?; sigo, recordarían que ustedes, pedantes y envanecidos humanos, antes de andar derechos sobre los pies metidos en apretujados zapatos, también andaban a cuatro patas y descalzos como yo y, por no se sabe que misterioso extravío neuronal, un día, unos primos míos, los Pithecantropus erectus, (toma latinajo) se pusieron en pie, vieron que andando así tenían las manos libres para comer mientras caminaban y decidieron andar con dos patas en lugar de con dos patas y dos manos, además de que lo de tener siempre las manos sucias y tener que lavárselas cada vez que iban a comer era un incordio porque no siempre había un charco cerca para el menester.

También descubrieron estos primos míos, eran ellos unos tíos listillos a pesar de tener una capacidad craneana de unos 900 centímetros cúbicos, como ustedes mas o menos que la tienen de 1.250, que teniendo las manos libres podían correr y, a la vez, lanzar objetos contundentes, y por lo tanto producir contusiones, a los que pretendían compartir la comida sin permiso expreso del que la había afanado y que se disponía a merendársela. También las usaban, en principio, para alejar, apedreándolo, al que pretendía compartir la hembra de su propiedad. Le había lanzado dos guturales aullidos y dos soberanas tortas y ya era suya, propia e indivisa. Mas adelante también se dieron cuenta de que a las hembras les gustaba y se mostraban mas dóciles si las acariciaban sólo con las manos, por lo que siguieron experimentando para ver qué otras utilidades y habilidades se podían desarrollar utilizando las patas delanteras convertidas ya en manos.

Pero me estoy saliendo de madre, yo lo que quería era decirles que no deben extrañarse si me ven en esta actitud pensativa, meditativa y dubitativa sobre las preguntas que nos han acompañado desde la noche de los tiempos, y que conste que están ustedes iniciando el alba, con que ... ¿Qué hacemos aquí? ¿De donde venimos? ¿A donde vamos?, ¿Eh? ¿Ah?. Ustedes que son los descendientes de aquellos primos míos, los pithecantropus, los listillos, creen que han evolucionado tanto, que han adquirido tanta sabiduría, que sólo ustedes, necios de solemnidad, han podido llegar a tales profundidades filosóficas y plantearse, según ustedes, por primera vez en la historia de los homínidos, esas tres interrogantes. ¡Pues no señor!, bájense ustedes del burro porque se van a dar un costalazo que van a quedar en siniestro total. Para que se enteren, hace aproximadamente 1.800.000 años ya se hicieron esas preguntas mis primos y por eso se pusieron a caminar a lo largo y a lo ancho del mundo, para averiguar de donde venían, para que habían venido y a donde debían ir.

Más humildad y menos soberbia, coño!. Parecéis todos descendientes del Hominido Zhapateirus.