Macro hembra

- ¿Y cómo harás por las noches?.
- Dormir y callar, dormir y callar.
- ¡Pues contigo me he de casaarrrrr!

Sólo recuerdo estas palabras de un cuento que me contaba mi abuela para que me durmiera y me han venido a la memoria al ver a estos dos jóvenes.

¿Y que otra cosa podrá hacer el muchacho con un pedazo de mujer como esta?.
El primer problema será el lecho conyugal, descomunal deberá de ser, de tales dimensiones para que la moza pueda dormir a pierna suelta que el hombrecito se perderá entre los pliegues de las sábanas, y no digamos si estas son de raso, menuda pista de patinaje, todo un slalom de dimensiones olímpicas.
¿Y si el colchón es de agua?. Pues con esas dimensiones el joven hasta podría practicar para participar en el descenso del Sella, por lo menos.

Es de suponer, lo supongo yo, que necesitaran algún tiempo dedicado a practicar, con el Kama Sutra en la mano, algunas posturas apropiadas a sus diferencias corporales para realizar satisfactoriamente el acto sexual sin que el hombre se sienta frustrado durante el coito al no alcanzar todas las partes sensibles y erógenas de la mujer.
También la mujer tendrá sus dificultades, como no, porque intentando imaginar la escena, morboso que es uno, lo tendrá difícil para abrazar a su hombre durante la sesión amorosa, pues sólo tendrá a su alcance la cabeza del susodicho, que no es que sea el cráneo una zona erógena precisamente, pero es mejor que abrazarse ella misma.

En estas elucubraciones estaba yo, con la fotografía en la pantalla del ordenata, cuando me he llevado un sobresalto al oír a mi santa por detrás mío, no me había apercibido de su presencia, diciéndome:
- Sádico, que eres un sádico incorregible. ¿Que estarás pensando viendo esa foto?. Nada decente, seguro.
- Pero mujer, no estaba pensando nada malo, simplemente miraba. Es que eres muy mal pensada.
- Que me vas a contar a mi después de cuarenta y cinco años de matrimonio, so guarro.
Pues nada, apagué el PC y nos fuimos a cenar nuestra sopita de pescado, una rodajita de merluza hervida y una manzana asada, que ya no estamos para muchos trotes, vaya.
Buenas noches.