Alimañas

Esto que ven en la fotografía es una sanguinaria alimaña de una rara especie y mortalmente venenosa, la de los filius diputas, que ha sobrevivido desde los tiempos prehistóricos y que habita en el norte de España, en las provincias vascongadas, pero que es capaz de recorrer cientos de kilómetros buscando presas. Tiene una peculiaridad parecida a la del camaleón, así como éste cambia de color para camuflarse en el entorno en que se encuentra, la filius diputas cambia de imagen con el mismo propósito, camuflarse entre los humanos para asestar dentelladas mortales a cualquier persona sin importarle la edad, sexo o la condición de persona armada o no.

El ejemplar de la foto, que fue cazado vivo tras atacar y matar con su letal veneno a unas veinticinco personas, no fue sacrificado como corresponde a un animal dañino debido a las progresistas leyes que rigen para los seres humanos y que actualmente, adaptándose al progreso social, se extienden también a los animales, dándoles así la oportunidad de regenerar su sanguinario instinto.

Craso error en este caso puesto que esta mala bestia, durante su encierro en una residencia para humanos descarriados, ha demostrado que su instinto de animal dañino está muy arraigado en las oscuras profundidades de su cerebro como ha demostrado en unas ocasiones en que, con educación y mesura, se le ha tratado de reconvenir y en otras ha celebrado con grandes rugidos y libaciones espirituosas la matanza de personas por parte de congéneres suyos. Ha demostrado, violentamente, que no desea dejar de ser alimaña y que está muy orgulloso de serlo, por lo que los administradores de la Justicia han decidido que continúe en la residencia, en la que, por cierto y para que no sufra tanto en su encierro, algunas almas pías le llevan comida y bebida especial procedente de restaurantes aledaños.

Hay que destacar que también hay almas piadosas empeñadas en convencer a los humanos de que esta bestia carnicera puede regenerarse si se le rebaja el tiempo de estancia en la residencia de seres descarriados y que están haciendo lo imposible, coartando incluso la labor de los administradores de la Justicia, para que vuelva cuanto antes a deambular por calles y plazas, para humillación y escarnio de sus victimas, con el salvoconducto de bestia definitivamente domesticada e inofensiva expedido por el supremo gran maestre de las almas buenas.

Es de esperar que las fuerzas vivas de la sociedad hagan reflexionar a las almas buenas, convencerlas de que están en un error en su percepción de la piedad, en este caso, para que sus equivocadas propuestas no sigan adelante y dejen que las medidas correctivas las apliquen los que están para eso, para administrar y aplicar la Justicia. Les recuerdo a estas almas pías que se trata de una feroz alimaña de la especie prehistórica filius diputas, sanguinaria y dañina para la sociedad como ninguna otra.




Esta otra imagen corresponde a otra alimaña congénere de la anterior, también muy dañina y peligrosa para el conjunto de todos los seres humanos a los que no reconozca como de su manada. No lo olviden piadosas almas redentoristas, especialmente su gran maestre que tan dadivoso, caritativo y desprendido se muestra últimamente. Sí, si, ese que con tanta facilidad, por su inconmesurable ignorancia, llama cabras a los mamuts.