miércoles, noviembre 08, 2006

Los pétalos de mi rosa


Mi bella rosa, la única de mi jardín, mi mas preciado tesoro, el rocío, lagrimas de la luna que se despide, mantiene húmedo aún el rojo carmín de tus pétalos mientras esperas el beso temprano con que el tímido y recién despierto aire, que acompaña al naciente día, acaricia tu cuerpo, y él cree que no lo notas, de tan despacito que te lo da. Yo se que lo notas porque cuando, alboreando el día, salgo al jardín a darte los buenos días estas radiante, plena de felicidad, preciosa, cual novia que se acerca al altar para ser desposada. Y siento celos del aire que te roza, del agua que te baña, de la tierra que abriga tus pies, del sol que te da vida; siento celos de las personas que te miran y te admiran, por ser tan bella, porque no hay otra igual como tú, porque eres única y porque tus pétalos son un desafió a la virtud y una incitación al pecado de la lujuria. Todas las tardes, cuando la luna obliga al sol a esconderse, salgo al jardín para darte las buenas noches y, sin que te des cuenta, miro a tus pies por si has dejado caer algún pétalo, agradeciendo así mis atenciones, con la intención de que yo lo recoja. Sabes que lo cuidaría y lo mimaría como a ti misma, que estaría pendiente de sus mas mínimos caprichos, lo colmaría de atenciones, de mimos, de caricias; ¡hasta lo acostaría en mi cama!, y para que veas hasta que punto lo atendería que sería capaz de regarlo todas las noches con mi liquido seminal para que tuviera una larga descendencia. Así pues, bella rosa mía, te seguiré dando los buenos días y las buenas noches con la esperanza de que algún día me regales uno de tus pétalos. Te quiero mi rosa única, mi favorita, besos.

Etiquetas: