Unos tiene la fama y otros ......

Creía yo, en mi ignorancia, que las orgías romanas no tenían parangón entre las, refinadas unas o bárbaras otras, civilizaciones que se han sucedido a lo largo de los tiempos, pretéritos, pluscuamperfectos, presentes e incluso futuros imperfectos.

Pues ya ven, se me han abierto unos ojos como soperas al contemplar estas imágenes de los divertimentos de la sociedad japonesa allá por tiempos muy muy pretéritos, o sea, mucho antes de los persas y sus odaliscas, los griegos, que también se lo pasaban bien pero en fino, o los romanos, los grandes degenerados, según se han artado de contarnos los impúdicos historiadores.




He aquí otra muestra del refinamiento en las maneras y formas de reproducir una imagen de lo que, en román paladino se llama follar y que en japonés desconozco cual es la palabra exacta, aunque me gustaría saberlo, sólo por asquerosa curiosidad, nada más, que a estas alturas no me apetece iniciarme en una lengua tan puñeteramente enrevesada.

Me ha llamado la atención y me ha dejado un tanto meditabundo la contemplación de los dos amantes, se supone, con gesto dubitativo y chupándose el dedo, los dos, mientras se miran, con una especie de tímido asombro, los mutuos genitales.

- Pues no me acuerdo de lo que sigue ahora según el libro sagrado del Zen, querida Hitama. ¿Tu tampoco lo recuerdas ?.
- No Tokymoni, porque yo me quedé en lo de que tenía que quitarme las bragas y abrir las piernas.

Vaya por Dios, menudo problema.

Pobrecicos míos.