miércoles, febrero 28, 2007

Nuevas tendencias


La dependencia del teléfono móvil está llegando a cotas insospechadas cuando se pusieron a disposición del gran público. Ya no se trata de hablar a todas horas (a mí me sonó el teléfono cuando estaba en plena micción en los aseos de un campo de fútbol), ni de que las necesidades de comunicación sean tan imperativas como para llamar a la esposa, todos los días, y preguntarle si ya tiene la comida en la mesa, "porque estoy a punto de llegar". Pero necesidades aparte, algunas son imperiosamente necesarias, como por ejemplo llamar al 112 pidiendo auxilio porque nuestro coche está encima de un naranjo y no podemos salir de él (un amigo mío se salió en una curva que estaba tres metros por encima de un huerto de ídem), lo más curioso es los cambios que se han producido en el comportamiento de los ciudadanos y ciudadanas en sus desplazamientos por la vía pública. Antes de la incorporación del móvil a nuestra cotidianeidad era casi cómico el ver a una persona hablar y gesticular mientras andaba sola por la concurrida acera de una ciudad "está pirao; se le ha ido la olla", hoy, gracias a Dios y a la tecnología, ya nadie nos toma por piraos o idos de la olla por andar con la mano en la oreja (el móvil apenas se ve) hablando en voz alta y gesticulando como si tuviera delante a la persona con la que habla, y no digamos si le está echando una bronca al operario por no haber lavado todavía (son las ocho y media de la tarde) el Mercedes, terminado de reparar, de don Froilán, que es el mejor cliente del taller, y que todavía se lo tiene que llevar a su casa, y que después debe volver al taller para barrerlo y recoger la herramienta, dejarlo en estado de revista y a las nueve de la noche venir a recogerme a la puerta del cortinglés para llevarme a casa ¡que esta noche tengo una cena muy importante!. En fin que nadie le hace ni puñetero caso a un energúmeno vociferando y gesticulando como un macaco en su jaula del zoo. Algo hemos ganado. Pero lo que más me llama la atención, y me preocupa por si degenera en hábito general, es la pose de la señorita de la foto. Dios no quiera que, en nuestro afán de ser singulares y originales, como tunear los móviles para ser únicos y distintos de la masa, se popularice esta postura para hablar por teléfono, u otras distintas pero originales siempre, y se produzca una epidemia de huesos rotos que colapse el servicio de urgencias de los hospitales. Roguemos al Señor.

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4 Comments:

Blogger Luis Amézaga said...

Creo que el móvil en opción vibrante es el mayor invento de la humanidad. Síii, llámame.

11:22 a. m.  
Blogger Juan said...

-¿Por qué tardas tanto en contestar?.
-No te preocupes y vuelve a llamarme.
-¿Que pasaaa?.
- Sigue, sigue llamando que me falta poco.

1:55 p. m.  
Blogger El Cerrajero said...

jajajaja me parece que somos de la misma escuela.

Esta era la versión original de mi comentario:

'La dependencia del teléfono móvil está llegando a cotas insospechadas'

y desde que le añadieron la función de vibración ya ni te cuento ^_^

11:02 a. m.  
Blogger Isabel Barceló Chico said...

Ruego sobre todo que no sea obligatorio, porque en tal caso, estoy perdida. De todos modos, querido amigo, yo soy de las antiguas que aún hablan solas por la calle y no por el móvil. Cuesta deshacerse de algunos hábitos... Besos.

9:16 p. m.  

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