lunes, marzo 05, 2007

¿Olvidar qué?


Para quitarme el mal sabor de la noticia sobre la excarcelación de un sanguinario asesino (no, mal sabor no, peor, se me debió agujerear la vesícula biliar desparramándose la bilis por todas mis entrañas, dado lo amargo y ácido del sabor que ascendía por mi esófago hasta la boca, produciéndome arcadas que difícilmente podía contener), intenté distraer mi atención buscando imágenes que me proporcionaran sensaciones placenteras en el arte figurativo o textos, poesía o literatura, con los que solazar mi espíritu y olvidarme de las miserias humanas. Pues bien, ojeando revistas dedicadas a las bellas artes vi esta obra, de la cual no ponía el nombre del autor, y me hizo recrearme en ella durante un tiempo, en el que, como se suele decir, se me fue el santo al cielo imaginando, idealizando, cómo sería la vida en la época en que el artista situó su obra.

Soy tan dado a imaginar que un día, no, una noche, desperdicie mi cuota reglamentaria de sueño imaginando cómo sería la vida cotidiana en una estación espacial. Puedo asegurarles que terminé excitadísimo y agotado de tanto imaginar como sería la jornada laboral, los ratos de ocio, los edificios, los interiores de los pisos, los muebles, la comida, los transportes públicos, la vida social, en fin, todo esto y más, como por ejemplo las relaciones sexuales, el embarazo y el parto. Todas estas divagaciones teniendo en cuenta la ausencia del efecto gravitatorio que, dicen, existe en esas alturas. Perdí unas horas de sueño pero me lo pasé pipa.

Pero a lo que ibamos, contemplando el cuadro imaginé que, en principio, eran unas personas muy prácticas, pues estaban liberadas de la tiranía de la moda, o sea, el tener que reponer constantemente el vestuario para estar siempre a la última. Es de suponer que en invierno con liarse una manta al cuello tenían suficiente (De ahí viene el dicho: Se lió la manta al cuello y...). Por lo que se ve se dedicaban a conservar sanos sus cuerpos practicando una variante del saludable I-Ching actual, aunque mas movidito. ¿Y la música?, aunque en el cuadro no se aprecia bien los acordes con los que se acompañan, sí se deduce que, al estar interpretada por flautas, platillos y panderetas, no podía ser tan ensordecedor como el chunta, chunta, chunta, chun..., de hoy y que destroza la trompa de Eustaquio, de Remigio y del que se ponga al oído. Su alegría era más corporal que musical, no hay mas que verlos. Sobre la educación infantil, a la vista está, nada de cuentos de cigüeñas, nada de ocultar la hermosura de los cuerpos, nada de ya te lo explicaré cuando seas mayor y demás zarandajas que no hacen mas que incrementar la curiosidad infantil, consiguiendo el efecto contrario del que se quiere conseguir. Ellos habían descubierto, ya en aquellos tiempos, que el despelote total y sin tapujos es la más sana educación sexual que se podía dar a los niños. Hablando de educación sexual, creo que está a la vista, una total inhibición de las reglas morales (sobre la sexualidad) que rigen hoy. Si se fijan en los tres faunos de la izquierda (pulsen en la foto y lo verán en grande) verán lo liberales que ya eran en sus tiempos, no necesitaban salir de ningún armario ni leyes que prohibieran demonizar la homosexualidad. Todo tan natural como las coles y los nabos. Pues eso, juegos, caricias, roces, cánticos, bailes..., y si caía la breva, pues caía, pero no como hoy, que el baile es un pretexto para ligarse a una jay e intentar llevársela al huerto mas pronto que tarde y por el camino más corto, no sea que vaya a dar marcha atras.

Huy, vaya horas, otra noche que pierdo parte de la cuota de sueño que me tengo asignada, pero bueno, no me duele porque ahora estoy en condiciones de sumirme en un beatifico sueño al haber olvidado..., ¿qué tenía que olvidar?, vaya se me ha olvidado qué era lo que tenía que olvidar.

Buenas noches y mejores sueños tengan ustedes.

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3 Comments:

Blogger Luis Amézaga said...

Esos hedonistas no estarán danzando en la habitación de De Juana.

Firmado: Tu memoria :))

11:35 a. m.  
Blogger Juan said...

Por Dios Luis, déjame dormir el sueño de los justos.

2:08 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Juan, no te has fijado bien. Estos salen del campo de fútbol, y como ha ganado su equipo están la mar de contentos y se han ido al campo a celebrarlo comiéndose una paella (no ves que un niño lleva un plato) y como es sábado, pues ya lo dice el dicho: sábado sabedete, sin camisa y polvete. Está claro ¿no?

7:20 p. m.  

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