martes, enero 30, 2007

¡Qué tiempos aquellos!



Ciertamente hubo otros tiempos en que la prisa no obedecía a necesidades tan prosaicas como correr para coger el autobús o para no llegar tarde a una cita importante con el consejero delegado de una empresa fabricante de agujeros para tubos. Eran tiempos en los que todavía no se había descubierto que la prisa provocaba estrés, y que este a su vez era el culpable de trastornos cardiovasculares, crisis de ansiedad, ulcera de estomago e incluso podía provocar cortocircuitos neuronales, peligrosísimos si se daban en situaciones críticas, como por ejemplo conduciendo por la ciudad en hora punta; si al conductor se le producía un cruzamiento de cables neuronales podía ser que le diera por bajarse del coche y abandonarlo a su suerte en medio del atasco.

Eran tiempos en los que ir al trabajo no era problema, el comerciante vivía en el propio negocio, el herrero también, el escribano iba caminando pasito a pasito, sin agobios de aglomeraciones, a la siniestra y lúgubre oficina, a la que llegaba sereno y relajado por el paseo matutino. El campesino echaba mano del borriquillo o la mula torda que todos tenían y camina caminando hacían el camino hasta la tierra donde se dejaba los sudores. Los pastores lo tenían aún mejor puesto que para ellos el tiempo no existía, las ovejas no conocían el reloj y además no tenían prisa porque no iban a ninguna parte.

El único problema que había con esta vida tan plácida y serena era con la mujer (la mujer ya era un problema en tiempos antediluvianos). La mujer, entre otros quehaceres, tenía que ir a lavar la ropa al río y como casi nunca pasaba el río por la puerta de su casa pues debía desplazarse algunas leguas según y cómo por donde discurría el agua. El resultado era que casi nunca llegaba a casa con tiempo para hacerle la comida al derringlado marido que venía sudoroso y cansado de tanto labrar la tierra. Ella que había ordeñado la vaca, había dado de comer a las gallinas, a los cerdos; que había sacado agua del pozo, que había barrido la casa, que había echo la cama, que había recogido leña para mantener el fuego sagrado del hogar y que había ido a lavar la ropa al rió, pues eso, que no había tenido tiempo para hacer la comida. El marido (un machista redomado) la cogía de los pelos y le daba unos enérgicos azotes en la zona donde termina la espalda, ella salía corriendo y el marido detrás. A la señora los azotes en el culo le recordaban que esa zona de su anatomía no estaba para sólo recibir palmetazos y el marido al levantar los varios refajos de su mujer le venía a la memoria que aquel hermoso culo estaba echo para algo más que para aporrearlo, con lo cual, cada día de colada, se convertía en unas carreras de "que te cojo", "que no me cojes", que finalizaban casi siempre en el pajar, donde tras un revolcón de los de "aquí te pillo, aquí te mato", quedaban los dos extenuados olvidándose de la comida que se consumía en el caldero. Así hasta la próxima colada. ¡Que tiempos aquellos!.

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viernes, enero 26, 2007

Mas difícil todavía


Hace tiempo leí en un periódico, en la sección de frases de personajes célebres, una frase de George Sand (escritora inglesa) que, en principio, me dejó un poco perplejo: "Lo verdadero es demasiado sencillo, pero siempre se llega a ello por lo más complicado". No acababa de comprender cual era el mensaje que la escritora lanzaba al aire para que lo recogiera quien quisiera meditar sobre él. Me quedé pensativo un momento pero al poco rato cualquier otra cosa me distrajo y no volví a pensar en la frase. Pero ayer navegando por las turbulentas aguas de la Red, y a la vista de una fotografía, me volvió a la memoria aquella frase.
"Lo verdadero es demasiado sencillo, pero siempre se llega a ello por lo más complicado". Ahora si que comprendía lo que había querido decir la escritora inglesa. Hay personas que no se sienten satisfechas con hacer las cosas de la forma más fácil placentera y gratificante, o no se sienten realizadas si no experimentan nuevos giros a lo sencillo, nuevas formas ideadas por si mismas buscando la originalidad, buscando experiencias desconocidas o dejándose llevar por la imaginación intentan alcanzar lo que la popular expresión del circo dice: ¡ Más difícil todavía!.

Esta pareja de submarinistas deben pensar que hacer el amor en una mullida cama es muy aburrido y está demodé. Posiblemente antes de llegar a esta experimentación hayan pasado por realizar el coito en un ascensor, en el metro, en algún lavabo de caballeros, encima de una lavadora en la fase de centrifugación, en una solitaria sala de espera de un dentista, en el lavabo de un avión, en la cesta de un globo a merced del viento, en una cabina telefónica, sobre el césped de un parque público, en la barca de una noria gigante, en las últimas filas de un cine, en la orilla del mar con el agua hasta los hombros y rodeados de personas, o en algún otro sitio que a algún lector con más imaginación que yo se le ocurra; así pues, buscando, buscando, se les ha ocurrido que un coito submarino podría ser la gran gozada todavía no experimentada y se han puesto manos a la obra.

Otro ejemplo que justifica la frase es lo fácil que le sería al señor Bush acabar con el hambre y la miseria y el odio de los países pobres si el dinero que se gasta en guerras lo invirtiera en el desarrollo tecnológico y social de estos países.

O este otro ejemplo: Que el señor Zapatero en lugar de tomar el camino fácil, seguro y ajustado a derecho para terminar con la ETA haya elegido el más difícil: El de mentir descaradamente, jugar con la in-Justicia y darle tiempo a la banda para rearmarse.

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martes, enero 23, 2007

Ley de gravitación universal



- Pues verá usted doctor, estoy un poco preocupada por mis tetas, ¿usted cree que es normal que las tenga así, tan de punta?.
- No, desde luego que no es normal. Usted tiene un par de tetas que rompen los parámetros anatómicos que se estudian en Anatomía del cuerpo femenino, en el cual se dice que los senos de la mujer son redondos y sobresalientes pero los suyos más que sobresalientes son ofensivos y peligrosos, a la vez que echan por tierra la ley de la gravitación universal que descubrió Isaac Newton. Según este señor todo cuerpo continúa en reposo o en movimiento uniforme y rectilíneo siempre que sobre él no actúe ninguna fuerza. Por lo tanto sus senos contradicen este postulado ya que si no hay ninguna fuerza que actúe sobre sus tetas, estas deberían estar en posición de reposo y, evidentemente, no lo están, por lo que sería conveniente que los científicos, a la vista de estas dos interesantísimas evidencias, o séase sus dos erectos y turgentes senos, reconsideraran los postulados del señor Newton puesto que parece ser que algo falla en la ley de la gravitación universal o que no es tan universal como se creyó allá por los años 1667.

Así pues señorita, voy a ponerme en contacto con el Centro Mundial de Investigaciones Gravitatorias Circunferenciales, con sede en Ginebra, para que el conjunto de sabios que allí dedican su vida a la investigación puedan contemplar sus "anormales" tetas, pues tengo la seguridad de que nunca habrán visto semejantes ejemplares de maravillosa perfección aunque sean un error de la Naturaleza.
- ¿Tan grave es, doctor?.
- Que va, que va, aquí lo único grave es que no conozcamos el procedimiento por el cual se producido esta anormalidad natural, y no podamos asegurar la producción en serie de tetitas como estas, es una verdadera lástima. Pero usted no se preocupe que su salud es indudablemente mejor que la de la manzana de Newton.
- Muchas gracias doctor, le diré a mi novio lo amable que ha sido usted y el interés que se ha tomado por mis tetas.
- Para gracias las suyas, jovencita.

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viernes, enero 19, 2007

¿Por qué nos aterra la Muerte? ( III )



A propósito del tema que he elegido para comentar mis reflexiones sobre la Muerte he recordado que hace algún tiempo (1999) guardé un recorte del periódico La Verdad de Murcia en el que aparecía un cuento breve escrito por Asensio Sáez. Me gustó por la sencillez y ternura con que describía los últimos momentos de un hombre solo que deseaba morir decentemente. Lo transcribo porque creo que es interesante.

Lo intubaron. Entubar, decía él. No le valieron coplas al hombre, lamentos, tacos, rebeldes bramidos así como de tigre en celo. Y una vez derrotado, prisionero de un endiablado embrollo de cables, vuelta la mirada hacia adentro, hacia las grutas del entendimiento, hacia las profundidades del alma acaso, resultó que, a saber por qué sedantes o mejunjes advirtió que ya no estaba el hombre en el ámbito malhadado, siniestra estancia aborrecida; ni acostado en su otra habitación de la planta cuarta, compartida con un anciano desconocido, moribundo y pedorro; ni siquiera en su cuarto de la residencia de la tercera edad, de donde procedía. Veíase ahora, de pronto, insertado en su paisaje de la huerta, descansando tan a gusto al amor de una frondosa higuera, como un trono de aliviadora verdura, y de pronto había de atender a unos pasos familiares, andares entrañables de la Pascuala, su mujer.
- Anda Pascualica, quítame los tubos.
La Pascuala dijo que bueno, pero de pronto la Pascuala ya no estaba porque, muerta en olor de juventud todavía, la Pascuala pudría tierra desde hacía muchos años.
- Pascualica, no te vayas.
La Pascualica no contestaba.

Programada su muerte, enmendándole la plana a Dios, el hombre había sido intubado, centro y cogollo así de un complicado sistema de siniestros canales, maraña de conductos, fría madeja de cables prolongadores de su agonía. Menos mal que a la Pascuala le placía visitarle cada noche. Cerrando los ojos el hombre, la veía avanzar graciosamente, enamoradamente, pasito corto de paloma zurita, tan poquita cosa, como siempre, y más de joven, niña casi, antes de ganar aquellos kilos, no muchos, con destino a cintura y culo. Y ya él dejaba de ser entonces el hombre débil y amenazado para descansar a gusto a la sombra entrañable, fuente de toda ternura, de su mujer.
- Anda, Pascuala, córtame los tubos.
- No tengo poder. Sólo soy un producto de tu imaginación.
- Di mejor que no quieres.
- Ay, no comprendes nada. ¿No ves que sólo soy un sueño tuyo?.
Así, una y otra vez.
- ¡Que me cortes los enchufes, de rodillas te lo pido!
- Hazlo tú mismo. Anda prueba...
Probó. A la inicial desesperación, a la angustia anhelante de sentir la respiración amordazada, siguió pronto una imprevista sensación de sosiego y bonanza. En contra de lo que esperaba, no percibía ya desaliento alguno. Vencidos sus recelos, apagados sus miedos, comenzaba a ser ganado por una calma total, a la vez que una fresca luminosidad, un fulgor tamizado, trasluz de alba, le envolvía plácidamente. A lo último, Dios iba a concederle al hombre la merced de morir a gusto. Decentemente al menos.

Un final felíz para un tema tabú en nuestra sociedad que ha alcanzado las más altas cotas de idiocia, banalidad, cursilería y mediocridad.

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miércoles, enero 17, 2007

¿Por qué nos aterra la muerte? ( II )




Últimamente, reflexionando sobre lo que he leído a lo largo de mi vida, sobre lo que he escuchado y sobre lo que he visto, he llegado a la conclusión de que si incluyéramos en la formación de los niños, los adolescentes y los jóvenes la asignatura de la Muerte, (adaptando a cada edad el desarrollo del tema), el comportamiento de las personas sería muy distinto del que ahora "sufrimos".

Creo que si a partir de los cinco años, a los niños se les pusieran ejemplos, por medio de lecturas de cuentos, de casos de muerte por enfermedad, por accidente o simplemente por razones de edad de una forma lúdica, sin dramatizar, como un echo normal, tal como lo es el nacimiento se podría evitar la angustia y el miedo a lo desconocido que sufren, que hemos sufrido, muchos niños. La Muerte es tan natural como acostarse a dormir cuando llega la noche.

A los adolescentes se les podría ampliar la información dándoles a conocer el por qué llega la Muerte en determinados casos y que se podía haber evitado, por lo menos en personas jóvenes. Se les podría explicar como evitar una muerte prematura que se ha debido a una equivocada actitud ante la vida: mala alimentación, actividades físicas peligrosas, consumo de drogas, desconocimiento de ayuda ante un accidente, o como superar situaciones que hacen pensar en el suicidio como una liberación a las presiones que la sociedad, mediante la inconsciencia colectiva, les somete.

A los jóvenes, en la universidad, y con la formación que ya han recibido en anteriores etapas, se les podría formar mediante disciplinas filosóficas y éticas de manera que cualquier actitud que adopten en la vida diaria debe conllevar la idea de que la Muerte es un echo real y que al final nos iguala a todos, por lo que enfocar nuestros afanes hacia logros que no sean éticos es desperdiciar la gran oportunidad que nos da la vida para ser felices, evitando la ambición desmesurada, siendo mas solidarios y respetando a los demás. El resumen de esta actitud sería: Si en los últimos instantes de tu vida tuvieses cinco minutos de lucidez y te preguntasen: ¿Has participado en el bienestar de la sociedad o te has inhibido de tu responsabilidad hacia ella?.

Estas lucubraciones mías, por supuesto utópicas en una sociedad individualista, materialista, consumista y competitiva como la nuestra, son fruto, como ya dije anteriormente, de meditaciones en momentos de soledad, aceptada y disfrutada, en lugares en que el ambiente y el paisaje se prestaba a la idealización de otras formas de vida que realmente fuesen el resultado de un avanzado estilo de vida, mas civilizado (Civilización: Conjunto de ideas, creencias religiosas, ciencias, artes y costumbres propias de un determinado pueblo), mas solidario y mas humano. ¿Y que tiene esto que ver con la Muerte?, pues sí tiene que ver puesto que si las gentes tuviesen una cultura universalista, no necesariamente que todos fuésemos sabios, y se conocieran la verdadera magnitud del universo (el conocido hasta hoy) y la ínfima partícula que somos comparada con él y estuviéramos familiarizados con las etapas y evoluciones de la madre Naturaleza, de la que somos hijos y no amos, estaríamos en condiciones de comprender que el brevísimo espacio de tiempo que transcurre entre el nacimiento y la Muerte de una persona merece ser empleado en ser felices y no amargarnos la vida con odios, envidias, malquerencias, deseos impuros y destrucción de valores que dignifican y enaltecen al ser humano; en definitiva: Que cuando la Muerte se produzca nos sintamos orgullosos de lo que hemos echo en la Vida.


La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida.
André Malraux (1901-1976) Novelista y político francés.

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miércoles, enero 10, 2007

¿Por qué nos aterra la Muerte?



Durante mis sesenta y siete años, y a raíz de perder de forma repentina a mi padre a la edad de dieciocho, siempre me he sentido acompañado de la imagen, por llamarlo de alguna manera, de la Muerte. Por mi profesión (topógrafo) me he visto obligado a desplazarme constantemente por periodos de tiempo que van desde sólo unos días a varios meses e incluso varios años. He vivido en infinidad de alojamientos, posadas, hoteles, pensiones, casas particulares, etcétera. Mi trabajo, siempre en zonas rurales, entre montañas o en puertos de mar, me ha proporcionado la gran satisfacción de vivir la soledad, elegida, que no forzada, en grandes extensiones de tierras desérticas y en montañas pobladas de frondosas pinadas (ecosistema mediterráneo), por lo cual, sin distraer mi trabajo, he tenido muchas ocasiones en las que el ambiente ha favorecido la meditación y la introspección: días de oscuros cielos tormentosos en medio de una llanura, días tristes de lluvia "calabobos", fuertes temporales de mar (contemplados desde la playa o el puerto), noches claras en las que la bóveda celeste era semejante a una gran colonia de luciérnagas. Y también en la humilde habitación de una casa de campo o en la fría y desangelada habitación de la pensión de un pequeño pueblo, y también, porque no, en el coche, durante largos viajes por carretera, lloviendo torrencialmente, sufriendo un calor tórrido o viendo caer la nieve en los solitarios puertos de montaña del Bajo Aragón. Sin olvidar la vivificante sensación de bienestar que experimentaba al inspirar profundamente el aire fresco que, tras la lluvia, venía perfumado por las diversas plantas aromáticas que pueblan los montes.

Hago esta breve exposición de mi modus vivendi para que los amables lectores se hagan una idea de que, a parte de mi tendencia natural a la introspección, el ambiente, el entorno, favorecía la ensoñación y la meditación sobre cualquier cosa que me viniera a la mente, por ejemplo, y sin poder evitarlo, con bastante frecuencia el tema era la Muerte. Había leído algunas cosas sobre ella, había hablado con personas de distintas edades y clases sociales, pero siempre me quedaba como que me faltaba la respuesta definitiva a las preguntas que yo me hacía: ¿Por qué le tememos a la Muerte si sabemos que en el instante de nacer iniciamos la andadura que nos ha llevará irremediablemente a ella ?. ¿Que actitud deberíamos adoptar en la vida para que no nos entristeciera o nos aterrara el pensar que cualquier día, en cualquier momento, la Muerte se presentará para llevarnos al otro lado de la vida?. Debo decir que no soy creyente, con lo cual excluyo las respuestas que me puedan dar los que sí lo son ya que, y que me perdonen los creyentes, me parece un cuento infantil lo que la religión, cualquiera de ellas, nos promete para cuando llegue el momento de la verdad.

El tema da para mucho por lo que lo dejo aquí y en el próximo post continuaré con mis especulaciones y con las de ustedes si así lo desean.

Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta.
Anónimo

Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.
Leonardo Da Vinci (1452-1519) Pintor, escultor e inventor italiano.

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viernes, enero 05, 2007

¿Donde está el Paraíso?




La Consejería de Turismo del Principado de Asturias ha presentado una denuncia en el Palacio de Justicia de Murcia por supuesto plagio del eslogan "Paraíso Natural" que Asturias considera como propio. La consejera asturiana de Cultura y Turismo considera el echo como muy grave ya que el lema Paraíso Natural "define a Asturias mejor que a ningún otro territorio", (...) "es una clara seña de identidad de nuestra tierra".

Por lo visto la señora consejera asturiana no ha tenido tiempo de viajar y conocer parajes bellísimos y "naturales" más allá de las fronteras del Principado de Asturias como, por ejemplo, las preciosas y "naturales" paisajes, calas y grutas de las Islas Baleares, o la belleza de los paisajes "naturales" de las Islas Canarias, o de las agrestes y "naturales" playas de la Costa Brava catalana, o también el sereno encanto de las "naturales" Rías gallegas, además de sus frondosos bosques, o las bonitas, bravas y "naturales" cuevas prehistóricas, paisajes y playas de Cantabria y del País Vasco. La meseta castellana también goza de paisajes "naturales" dignos de elogio como se puede leer en la poesía de Antonio Machado; y para terminar le diré a la señora consejera asturiana que Murcia también tiene muy bellos parajes "naturales" y que se afana en procurar que conserve su estado natural durante muchos años mas. En fin, no sigo porque no voy a hacer de este post una guía turística española.

Creo que la señora consejera asturiana se ha excedido al acaparar para sí exclusivamente el eslogan "Paraíso Natural" y, por si esto fuera poco, declarar que es una clara seña de identidad de nuestra tierra. Visto lo visto es de suponer, seguro, que cuando le llegue el turno de modificar y actualizar el Estatuto de su Comunidad reclame que Asturias es una nación histórica apoyándose en el argumento de que su territorio es, desde tiempos inmemoriales, el único Paraíso no comparable a ningún otro territorio, ni siquiera con el Paraíso Terrenal bíblico.
Con su pan se lo coma y que le aproveche.

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martes, enero 02, 2007

Lo hicimos callar

Nuestra complicidad murió con él


Robert Fisk
La Jornada

Lo hicimos callar. El momento en que el encapuchado verdugo de Saddam jaló la palanca que abrió la trampa de la horca en Bagdad, la mañana del sábado, los secretos de Washington quedaron a salvo. El vergonzoso, excesivo y oculto poder militar que Estados Unidos y Gran Bretaña dieron a Saddam durante más de una década sigue siendo la historia terrible que nuestros presidentes y primeros ministros no quieren recordar. Ahora Saddam, quien sabía la verdadera dimensión de ese apoyo occidental que le permitió perpetrar algunas de las peores atrocidades desde la Segunda Guerra Mundial, está muerto.

Se ha ido el hombre que personalmente recibió ayuda de la CIA para destruir al Partido Comunista de Irak. Después de que llegó al poder, la inteligencia estadunidense le daba a sus serviles colaboradores la dirección en que vivían comunistas, tanto en Bagdad y como en otras ciudades, con el fin de desbaratar la influencia que tenía la Unión Soviética sobre Irak. Los mujabarats de Saddam visitaban cada hogar, arrestaban a todos sus ocupantes y luego los asesinaban. Los ahorcamientos públicos eran para los saboteadores; para los comunistas, sus esposas e hijos se reservaba un trato especial: torturas extremas antes de ser ejecutados en Abu Ghraib.

Existe en todo el mundo árabe la evidencia de que Saddam sostuvo una serie de reuniones con funcionarios estadunidenses de primer nivel antes de su invasión a Irán de 1980. Tanto él como el gobierno estadunidense estaban convencidos de que la república islámica se derrumbaría cuando Saddam enviara a sus legiones al otro lado de la frontera, por lo que el Pentágono recibió instrucciones de dar asistencia a la maquinaria militar iraquí proveyendo inteligencia sobre las técnicas de batalla de los iraníes.

Un helado día de 1987, no muy lejos de Colonia, me reuní con un traficante de armas alemán, quien inició esos primeros contactos directos entre Washington y Bagdad por órdenes de Estados Unidos.

"Señor Fisk, muy al principio de la guerra, en septiembre de 1980, fui invitado a ir al Pentágono", dijo. "Ahí, me entregaron las más recientes fotos satelitales que Estados Unidos había tomado del frente iraní. Podía verse todo en esas imágenes. Había emplazamientos de artillería iraní en Abadan y detrás de Jorramshar, trincheras en la ribera este del río Karun, barricadas antitanque ­miles­ a todo lo largo de la frontera iraní hacia el Kurdistán. Ningún ejército podía desear más que esto. Yo llevé esos mapas en un avión de Washington a Francfort y de ahí me trasladé directo a Bagdad en uno de Iraqui Airways. ¡Los iraquíes estaban muy pero muy agradecidos!"

En ese entonces yo cubría la guerra con los comandos de avanzada de Saddam, bajo las granadas iraníes, y ahí noté que los militares iraquíes alinearon sus fuerzas de artillería en posiciones muy alejadas del frente de batalla, lo que decidieron con base en los detallados mapas de las posiciones iraníes con que contaban.

Sus bombardeos contra Irán en las afueras de Basora permitieron que los primeros tanques iraquíes cruzaran el río Karun en sólo una semana. El comandante de esa unidad de tanques alegremente rehusó decirme cómo fue que adivinó cuál era el único puente que el ejército iraní no tenía defendido. Hace dos años nos encontramos de nuevo, en Ammán, y sus subalternos lo llamaban "general", rango que Saddam le concedió después de ese ataque de tanques al este de Basora, cortesía de la información de inteligencia de Washington.

La historia oficial iraní de la guerra de ocho años con Irak registra que la primera vez que Saddam usó armas químicas fue el 13 de enero de 1981. El corresponsal de Ap en Bagdad, Mohamed Salaam, fue llevado a ver el lugar en que se consumó la victoria militar iraquí al este de Basora.

"Comenzamos a caminar y a contar los cuerpos", relató. "Caminamos kilómetros y kilómetros en esa mierda de desierto, contando. Cuando llegamos a alrededor de 700, perdimos la cuenta y tuvimos que comenzar de nuevo... Los iraquíes habían usado, por primera vez, una combinación: gas nervioso que paralizaría los cuerpos de sus enemigos y gas mostaza para ahogarlos desde los pulmones, por eso es que todos habían vomitado sangre".

En ese momento los iraníes denunciaron que Estados Unidos había dado ese terrible coctel a Hussein y Washington lo negó. Pero los iraníes tenían razón. Las largas negociaciones que llevaron a la complicidad de Estados Unidos en esta atrocidad continúan siendo un secreto. Se sabe que el ex secretario de Defensa estadunidense Donald Rumsfeld era en ese momento uno de los punteros del presidente Ronald Reagan. Seguramente Saddam conocía a detalle esta historia.

Pero un documento del Senado que pasó casi desapercibido, titulado "Las exportaciones de agentes químicos y biológicos para uso dual y relacionado con actividades bélicas y su posible impacto en la salud durante la Guerra del Golfo Pérsico", afirmaba que antes de 1985 y posteriormente, compañías estadunidenses mandaban cargamentos de agentes biológicos a Irak. Estos incluían el bacilus antracis, que produce el ántrax y el escerichia coli (E. coli).

Dicho reporte del Senado concluía: "Estados Unidos ha proveído al gobierno de Irak con materiales de 'uso dual' que ayudaron al desarrollo de programas de armamento químico, biológico iraquíes, y programas misilísticos, incluyendo elementos para la construcción de una planta química de producción de agentes, dibujos técnicos y un programa para la elaboración de equipo para la guerra química".

El Pentágono tampoco ignoraba hasta qué grado Irak usaba armas químicas. En 1988, por ejemplo, Saddam dio personalmente permiso al teniente coronel Rick Francona para visitar la península de Fao después de que las fuerzas iraquíes recapturaron esta zona que los iraníes habían tomado. Francona era un oficial de inteligencia defensiva de Estados Unidos, y uno de los 60 funcionarios estadunidenses que secretamente daba información sobre los movimientos militares de Irán a miembros del estado mayor iraquí.

El reporte que Francona hizo a su regreso a Washington decía que los militares iraquíes habían usado armas químicas para lograr su victoria. El encargado de la inteligencia de la defensa en ese entonces era el coronel Walter Lang, quien dijo que el hecho de que los iraquíes usaran gas en el campo de batalla "no es asunto que nos preocupe profundamente, desde un punto de vista estratégico".

Yo, sin embargo, vi los resultados. En un largo tren hospital, que volvía a Teherán del campo de batalla, encontré a cientos de soldados iraníes que tosían sangre y moco que provenía de sus pulmones. Los vagones apestaban tanto a gas que tuve que abrir las ventanas. Tenían los brazos y la cara llenos de pústulas en las cuales, en momentos, crecían nuevas ampollas. Muchos presentaban quemaduras espantosas. Esos mismos gases después fueron usados contra los kurdos de Halabja. No es sorpresa que Hussein haya sido juzgado en Bagdad primordialmente por una matanza de chiítas,y no por sus crímenes de guerra contra Irán.

Aún no sabemos ­y tras la ejecución de Saddam quizá nunca sepamos­ la magnitud de los créditos que Estados Unidos concedió a Irak desde 1982. El primer tramo, la suma que se pagó por armamento estadunidense proveniente de Jordania y Kuwait, fue de 300 millones de dólares. Para 1987, a Saddam se le había prometido un crédito por mil millones de dólares. En 1990, justo antes de la invasión a Kuwait, el comercio entre Irak y Estados Unidos había crecido a 3 mil 500 millones de dólares al año.

Presionado por el secretario de Estado, el mismo James Baker cuyo reporte pretende sacar a George W. Bush de la catástrofe, concedió nuevas garantías de préstamo a Irak por mil millones de dólares.

En 1989, Gran Bretaña, que también estaba dando ayuda militar secreta a Saddam, garantizó 250 millones de libras esterlinas a Irak poco después del arresto, en Bagdad, del periodista de The Observer Farzad Bazoft. El reportero estaba investigando la explosión de una fábrica en Hilla que estaba usando los mismos componentes químicos enviados por el gobierno de Estados Unidos, y quien posteriormente fue ahorcado en prisión.

Un mes después de la detención de Bazoft, William Waldegrave, ministro de la Oficina del Exterior, señaló: "Dudo que exista, en algún otro lugar del mundo, otro posible mercado a una escala similar a ésta en la que Reino Unido esté tan bien posicionado, siempre y cuando juguemos nuestras cartas diplomáticas correctamente... Unos cuantos Bazofts más u otro brote de opresión interna lo harían más difícil".

Aún más repulsivas fueron las observaciones del entonces primer ministro adjunto, Geoffrey Howe, en lo referente a relajar el control sobre la venta de armas británicas para Irak. Guardó este secreto, según escribió, porque "se vería muy cínico si tan pronto como expresamos nuestra repulsión por la forma en que se trató a los kurdos adoptamos un enfoque más flexible a las ventas de armas".

Saddam conocía también los secretos en torno al ataque contra el USS Stark cuando, el 17 de mayo de 1987, un jet iraquí lanzó una ráfaga de misiles contra una fragata de Estados Unidos, matando a más de una sexta parte de la tripulación de la nave, que estuvo a punto de hundirse. El gobierno estadunidense aceptó la disculpa de Hussein, quien alegó que el navío fue confundida con un barco iraní. Además, se le permitió a Saddam negar el permiso para entrevistar al piloto iraquí.

Toda la verdad murió con Saddam Hussein en la ejecución que tuvo lugar en Bagdad la madrugada del pasado sábado. Muchos en Washington deben haber suspirado con alivio, una vez que el viejo quedó silenciado para siempre.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

GRANDES AZAÑAS LAS DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA DEL NORTE

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lunes, enero 01, 2007

Solidaridad




Los habitantes del primer mundo nos solidarizamos con vuestra causa y aprovechamos para desearos un feliz y próspero año 2007.

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